Aportaciones de la oratoria / La Columna J
Fortalecer la seguridad individual
Estimado lector de alchileaguascalientes, le saludo nuevamente para continuar con esta columna dedicada a la oratoria. Muchas de las veces existe un temor arraigado en los alumnos, el temor de estar expuesto a expresar lo que se piensa y siente. El pánico escénico es algo característico que se presenta en las personas. Existe la adversidad de hablar en público porque se infiere el temor a hacerlo mal y que los que están escuchando generen críticas.
La práctica constante de la oratoria coadyuva en potenciar la autoestima y propicia las intervenciones en las que es necesario expresar con tranquilidad un mensaje ante cualquier auditorio, desde un salón de clases hasta un foro con miles de personas, o del mismo modo una reunión de ventas. Al adquirir confianza y seguridad toda persona puede expandir sus posibilidades.
Para que las personas se acostumbren a hablar en público, es necesario que exista el espacio correspondiente en los entornos para poder practicar, del mismo modo este ejercicio genera que exista una dinámica de mejora continua. La idea es hacer de la oratoria una práctica diaria que permita mejorar el proceso de aprendizaje en las personas. En el proceso de comunicación, existe una catarsis, que ayuda a generar análisis sobre los distintos conocimientos de los estudiantes. De tal modo, que el estar escuchando discursos, permite tener una referencia sobre el nivel de conocimiento. En la medida en que se practica de manera constante, se comienza a adquirir mayor conocimiento, lo cual conlleva una práctica de posturas y de elementos básicos que permiten la elocuencia y la retórica.
Generar empatía y autoevaluación
En la proporción que se escucha a alguien más, se comienza a generar un pensamiento crítico. Al crear juicios de manera propositiva se coadyuva directamente a poder realizar autoevaluaciones. En la oratoria existe la dispersión de información, y la expresión de ciertas asimilaciones, de tal modo que, bajo un mismo tema y tesituras, es natural observar aristas distintas que permiten elaborar conceptos y preceptos más complejos y robustecidos en contenido.
Es muy complicado que un niño que no está presente en debates escolares sea capaz de argumentar, del mismo modo los alumnos universitarios en su generalidad no han sido formados bajo las dinámicas de mesas de opinión, pero también el director de ventas en las empresas, o el abogado exponiendo sus recursos ante un juez de control, otros ejemplos pueden ser los concursos de debate, de oratoria, etc. Es fundamental y de vital importancia, hacer una práctica constante de la oratoria para posteriormente de que se tienen bien estructuradas las ideas, los individuos puedan proceder a defender las ideas que van aglutinadas dentro de las posturas individuales.
En la procuración de que se participe en los debates o discusiones cuando surja de manera natural una opinión distinta, se está coadyuvando a la aceptación de interpretaciones distintas, las cuales refuerzan el conocimiento adquirido. Cuando una persona defiende una idea o una postura, toma seguridad al momento de expresarla, esto erradica el nerviosismo. El ejercicio retórico comúnmente tiene como esencia la participación por medio de grupos, lo cual permite la interacción y el esfuerzo conjunto de todos los participantes. De manera práctica, nadie defiende algo que no cree.
Estimado lector me despido, esperando que estas palabras le inviten a tomar el micrófono o simplemente levantar la voz y dar su opinión.
In silentio mei verba, la palabra es poder.
Roberto Valdes Ahumada.